El caso es que me pareció un plan estupendo, y después de merendar nos fuimos en coche con ellos a pasar la tarde. Lo bueno es que estaba a las afueras de Santiago y no tardamos mucho en llegar.
Tenían gallinas, caballos y hasta le dieron de comer a las vacas... Gloria con un poco de miedito, ella es así, miedosa y teatrera, ¡una mezcla explosiva!
Tienen unos terrenos donde plantan lechugas, cebollas, rúcula, espinacas, acelgas, calabacines.... y todo orgánico.
Las niñas lo pasaron bomba arrancando las lechugas y jugando a que eran ramos de novia. Es increíble la diferencia entre una lechuga orgánica y las que venden en los supermercados, por lo menos, a simple vista son mucho más grandes y tienen mucha mejor apariencia.
Jugaron en una casita que tenían de juguete y con un carrito de campo con el que dejaron volar su imaginación.
Esa tarde me hizo pensar que los niños son felices en el campo, montaña, en la sierra.... con las cosas más simples y rodeados de naturaleza. Que no hace falta que tengan grandes juguetes o grandes cosas, lo esencial les hace felices. Compartir con los amigos una tarde en el campo, en el que vieron animales, arrancaron lechugas, corrieron, dejaron volar su imaginación, se rieron y disfrutaron como lo que son, niños. Así que muchas gracias Lupe, por la invitación, ¡lo pasamos "chancho"!
P.D: Todas las verduras que cultivan las venden como marca "Vegus" en el jumbo, pero están empezando a repartir a domicilio y mucho más barato, así que si estáis interesados, podéis escribirme al mail y os paso el contacto.
¡Feliz semana!
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