viernes, 27 de junio de 2014

Viñas, campo y relax

 
Hace un par de semanas, cuando estaba aquí el abuelo Julio de visita sorpresa, fuimos a pasar el fin de semana a unas viñas a Santa Cruz.
 
Santa Cruz está a unos 200 km de Santiago, en la VI Región (la Región del Libertador Bernardo O'Higgins) y pertenece a la provincia de Colchagua. Es una zona que es característica por sus viñas, y estando en Chile, habiendo venido de visita mi padre y siendo una de las pocas veces que ha venido y yo no estaba en reposo o en fase post parto, estaba claro que teníamos ir a Santa Cruz...
 

Hace tiempo que mi amiga Celia, me había recomendado un hotel para quedarnos que se llama Hotel Casa de Campo. Ella es toda una experta en viajes, paseos y planes con niños, así que no dudé en seguir su recomendación. Como su nombre indica, el hotel es la típica casa de campo chilena de estilo colonial, aunque ésta, tiene una peculiaridad, y es que gran parte de ella, está hecha con maderas que ya no quiere nadie, de casas viejas que van a rehabilitar o tirar. Se nota que tiene vida, es un hotel pequeño y familiar con poquitas habitaciones y que regentan sus propios dueños (Armando y Virginia). A mi me encanta cuando voy a algún sitio y se nota que está cuidado cada detalle, cuando se nota el cariño que se pone en las pequeñas cosas, y la delicadeza hasta en el desayuno que te tomas. Allí estuvimos como en casa, estaba cercano a todo y tenía una explanada de césped en frente de las habitaciones perfecta para correr y jugar.
























El sábado estuvimos visitando varias viñas cercanas. Hicimos una especie de "ruta de vinos" sin cata, Francis dijo que teníamos que surtirnos de vinos para el invierno y lo bueno es que cuando los compras en las propias viñas te salen muchísimo más baratos.

























 La tercera viña en la que paramos se llamaba Viu Manent, y esa fue la que nos había recomendado Armando para comer. Fue la mejor elección, preciosa, con unas vistas espectaculares, además el tiempo acompañaba, porque aunque era mayo (aquí en Chile, últimos días del otoño), se podía estar perfectamente al aire libre sin abrigo. Nos sentamos tranquilamente a tomar el aperitivo (hay costumbres a las que uno nunca puede renunciar), mientras los niños corrían por el césped, recogían piedrecitas y las lanzaban. Os podéis imaginar quién recogía piedras y quién las lanzaba. Estuvimos un buen rato mirando los caballos que tenían allí y los carros con los que paseaban a la gente que iba de visita. Luego comimos allí mismo, en un restaurante con una comida deliciosa, carnes, ensaladas, mariscos.... fuera tenían columpios, así que fue un plan redondo.











































Al llegar al hotel tenían las chimeneas encendidas y por supuesto dormimos la siesta, ya sabéis, lo mismo de antes, tradiciones, España, irrenunciables... El resto del fin de semana aprovechamos para conocer Santa Cruz, pasear, descansar, comer rico, "estar en familia"(como dice mi hija Gloria) y por supuesto, estar con el abuelo. La mayoría de las veces, uno no necesita grandes cosas para disfrutar de la vida, y éste, es uno de los "básicos" que he aprendido en Chile.



Espero que tengáis un estupendo fin de semana, nosotros ya tenemos reservado el sábado para hacer un "asado futbolero" en casa de unos amigos. Ahora que España ha perdido, ¡vamos "a muerte" con Chile! Nos vemos la semana que viene...

 

4 comentarios:

  1. Que sitio tan chulo y que suerte la compañia.
    Yo tambien prefiero los sitios pequeños y cuidados. Una pena que me pille tan lejos, pero me lo apunto.Besos

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    1. Bueno, ya sabes que estáis invitados aquí a Chile cuando queráis! Un beso fuerte

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  2. Esther además de bloguera, gran fotógrafa!

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    1. Gracias Blanca! Aunque con ese paisaje era difícil que no fueran buenas las fotos!

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