lunes, 30 de junio de 2014

Modo España ON

Ya sólo quedan 15 días para que nos vayamos de vacaciones a España... ese segundo verano del que os hablaba el viernes. Y reconozco que a medida que se va acercando el momento, me entra en el cuerpo una especie de nerviosismo- alegría- angustia que no se muy bien cómo describir... bueno, si, algo parecido al partido Brasil-Chile de este fin de semana, pero con final feliz.

Una de las señales inequívocas de que nos vamos acercando a julio, es que cada día que pasa veo más el canal internacional (tve y antena 3), que hago comiditas "muy invernales" (un gazpachito, una ensalada bien fresquita...), me pinto las uñas de los pies de rojo, y ¡veo hasta el programa de cocina de las mañanas de la 1!. He de reconocer que las fotos de Facebook no ayudan NADA, esas selfies de los pies descalzos y la playa de fondo, esos helados gigantes que estando aquí me parecen infinitos, o esas fotos del atardecer con un comentario tipo: y son las 10 de la noche... Vamos, que estoy más allí que aquí.

Me pongo nerviosa, porque siempre que llegamos al aeropuerto de Madrid, se abren las puertas de la zona internacional, veo a nuestras familias y se me salta alguna lagrimilla de la emoción. Y ni qué contaros, del "momento aterrizaje" y la gente aplaudiendo... una horterada, si, pero tengo que reconocer que también lloro. Me pongo nerviosa, porque es un vuelo largo, con 2 niños, unos de ellos de 1 año, que para mí es la peor época, no para quieto ni un minuto, así que sólo de pensarlo...eso, ¡nerviosita perdía!


Y también algo de angustia, pensando en las maletas, que siempre vamos hasta arriba con mil cosas, que llevo de equipaje de mano pañales y ropa "por si acaso" como para un colegio entero. Angustia, porque me propongo hacer miles de planes y luego no los hago. Tampoco puedo ver a toda la gente que me gustaría, siempre se me hace corto, da igual que esté 2 semanas o 2 meses, siempre me faltan 2 o 3 días más, pero... "que me quiten lo bailao", ¡voy a España!
 
Sobre todo, me invade una alegría aplastante, porque al fin y al cabo "vuelvo a casa", aunque sea a la de mis padres. Porque vamos al veranito, nos bañamos en la playa, comemos "pescaito", estamos con la familia, vemos a los amigos, caen unas cañitas, que cuando estás tanto tiempo sin probarlas saben a gloria. Porque saldremos Francis y yo solos, y los niños se quedarán encantados de la vida con los abuelos... Y por muchas cosas más, así que mejor voy a pensar en las alegrías que nos esperan, porque al fin y al cabo, sólo nos separan 13 horitas... una mala noche.

¡Feliz lunes!

viernes, 27 de junio de 2014

Viñas, campo y relax

 
Hace un par de semanas, cuando estaba aquí el abuelo Julio de visita sorpresa, fuimos a pasar el fin de semana a unas viñas a Santa Cruz.
 
Santa Cruz está a unos 200 km de Santiago, en la VI Región (la Región del Libertador Bernardo O'Higgins) y pertenece a la provincia de Colchagua. Es una zona que es característica por sus viñas, y estando en Chile, habiendo venido de visita mi padre y siendo una de las pocas veces que ha venido y yo no estaba en reposo o en fase post parto, estaba claro que teníamos ir a Santa Cruz...
 

Hace tiempo que mi amiga Celia, me había recomendado un hotel para quedarnos que se llama Hotel Casa de Campo. Ella es toda una experta en viajes, paseos y planes con niños, así que no dudé en seguir su recomendación. Como su nombre indica, el hotel es la típica casa de campo chilena de estilo colonial, aunque ésta, tiene una peculiaridad, y es que gran parte de ella, está hecha con maderas que ya no quiere nadie, de casas viejas que van a rehabilitar o tirar. Se nota que tiene vida, es un hotel pequeño y familiar con poquitas habitaciones y que regentan sus propios dueños (Armando y Virginia). A mi me encanta cuando voy a algún sitio y se nota que está cuidado cada detalle, cuando se nota el cariño que se pone en las pequeñas cosas, y la delicadeza hasta en el desayuno que te tomas. Allí estuvimos como en casa, estaba cercano a todo y tenía una explanada de césped en frente de las habitaciones perfecta para correr y jugar.
























El sábado estuvimos visitando varias viñas cercanas. Hicimos una especie de "ruta de vinos" sin cata, Francis dijo que teníamos que surtirnos de vinos para el invierno y lo bueno es que cuando los compras en las propias viñas te salen muchísimo más baratos.

























 La tercera viña en la que paramos se llamaba Viu Manent, y esa fue la que nos había recomendado Armando para comer. Fue la mejor elección, preciosa, con unas vistas espectaculares, además el tiempo acompañaba, porque aunque era mayo (aquí en Chile, últimos días del otoño), se podía estar perfectamente al aire libre sin abrigo. Nos sentamos tranquilamente a tomar el aperitivo (hay costumbres a las que uno nunca puede renunciar), mientras los niños corrían por el césped, recogían piedrecitas y las lanzaban. Os podéis imaginar quién recogía piedras y quién las lanzaba. Estuvimos un buen rato mirando los caballos que tenían allí y los carros con los que paseaban a la gente que iba de visita. Luego comimos allí mismo, en un restaurante con una comida deliciosa, carnes, ensaladas, mariscos.... fuera tenían columpios, así que fue un plan redondo.











































Al llegar al hotel tenían las chimeneas encendidas y por supuesto dormimos la siesta, ya sabéis, lo mismo de antes, tradiciones, España, irrenunciables... El resto del fin de semana aprovechamos para conocer Santa Cruz, pasear, descansar, comer rico, "estar en familia"(como dice mi hija Gloria) y por supuesto, estar con el abuelo. La mayoría de las veces, uno no necesita grandes cosas para disfrutar de la vida, y éste, es uno de los "básicos" que he aprendido en Chile.



Espero que tengáis un estupendo fin de semana, nosotros ya tenemos reservado el sábado para hacer un "asado futbolero" en casa de unos amigos. Ahora que España ha perdido, ¡vamos "a muerte" con Chile! Nos vemos la semana que viene...

 

miércoles, 25 de junio de 2014

Comenzando una nueva aventura

Hace ya tiempo que estaba pensando en lanzarme al mundo blogger, pero la verdad es que me ha costado decidirme...




   En 2009 Francis (mi marido) y yo nos casamos, y nos vinimos a vivir a Chile (en concreto a Santiago), y aquí llevamos casi cinco años. En este tiempo, nos hemos cambiado de casa en tres ocasiones,  hemos viajado muchas veces a España, han nacido nuestros dos hijos, hemos vivido dobles veranos y medios inviernos, hemos llorado, pero sobre todo hemos reído, lo hemos pasado bien, hemos crecido, conocido gente maravillosa y también echado mucho de menos nuestro país, familia y amigos.

   Después de "toda una vida juntos", creo que ya va siendo hora de contaros un poco nuestro día a día, lo que hacemos, los sitios a los que solemos ir y que nos gustan y nuestras anécdotas como familia, para que así nos sintamos un poquito más cerca de vosotros, y cuando volvamos algún día, nos parezca a todos que el tiempo no ha pasado.

   Espero que sepáis comprender mi torpeza al principio con las nuevas tecnologías, que aunque he hecho un curso de blogs, lo de llevar varios años sin trabajar es algo que pesa...

   Os dejo de regalo de "inauguración" una canción que me encanta de Ana Torroja, se llama "Sonrisas", y la verdad es que la letra me anima a empezar todo este lío, que no se cómo acabará pero desde luego, ¡empieza con toda la ilusión del mundo!

   Con todos ustedes: FRESAS Y FRUTILLAS (ya os contaré en otro post el por qué del nombre)